viernes, 4 de abril de 2014

Psicología de la defensa personal


Vivimos en una sociedad cada vez más violenta, donde la inseguridad ha aumentando dramáticamente en los últimos años. Las mujeres son víctimas de delitos violentos como los ataques sexuales y la violencia doméstica a diario. Muchas mujeres están interesadas en aprender cómo protegerse contra situaciones de violencia, pero a menudo no están seguras de a dónde acudir. Las mujeres suelen ser un blanco fácil para muchos delincuentes, ya que raramente saben defenderse de un ataque, no tanto por una cuestión de destreza física sino por la falta de actitud y aptitudes que se necesitan para enfrentar a un oponente.

La defensa personal se basa en los fundamentos de las artes marciales. Es por ello, que técnicas básicas como los golpes únicos (aquellos que se realizan contra el oponente con una zona específica de nuestro cuerpo) como el uso de la palma de la mano, los nudillos y los dedos en zonas blandas o rodillazos, pasando además por técnicas más profesionales como diferentes tipos de patadas, y ya, aún más avanzadas como desequilibrios o inmovilizaciones (las cuales se suelen usar en defensa personal policial ) son las aplicaciones en las que comprende la defensa personal. En este seminario, las alumnas podrán aprender técnicas de “Aikido”, que es un arte marcial japonés que no se parece a la mayoría de los otros estilos. Muchas artes marciales se consideran estilos duros y lineales que cumplen con la fuerza contra la fuerza. Sin embargo, a los estudiantes de aikido se les enseña a dirigir la fuerza del atacante y usarla en su contra. El aikido es beneficioso para las mujeres, ya que no requiere que las mujeres sean más fuertes que los atacantes masculinos con el fin de defenderse. El aikido enseña una amplia variedad de técnicas mixtas de bloqueo y lanzamiento que pueden ayudar a las mujeres a escapar de situaciones peligrosas. Otros aspectos muy importantes son el poder anticiparse al ataque de un posible agresor, detectando sus movimientos, miradas, sospechosas (Sinergología) y sobre todo poseer la “actitud correcta” para que una mujer pueda hacer frente a un atacante (Psicología).

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